The Vulture's Nest: La Revolución Franchute

jueves, noviembre 10, 2005

La Revolución Franchute




Despertó el hombre que por rostro tenía una máscara. Un crucifijo se alzaba al final de la cama. Se levantó y se arrodilló a un lado de esta, persignándose. Poniéndose de pie tomó la capucha que caracterizaba a los de su estirpe, además de su herramienta de trabajo. Una carroza lo esperaba afuera. Al salir entró de inmediato al habitáculo de esta, con la capucha puesta, dirigiéndose a la plaza pública donde tendría lugar el espectáculo. Era muy luego en la historia para hablar de guillotinas, todavía imploraba en la justicia la fuerza bruta, irónicamente.

La gente se encontraba embravecida, deseosa de ver sangre en el patíbulo que se alzaba entre la multitud. La carroza negra llegó por fin y fue como si todo quedara en pausa, la puerta se abrió y bajó el verdugo, hacha en mano. La multitud gritó con fervor, mientras él subía por los escalones rechinantes de madera. La víctima se encontraba atada, boca abajo. Era una mujer de unos veinte años, preciosa. La miró mientras ella cruzaba su vista con él con sus ojos hinchados por las lágrimas y el llanto. Por primera vez sintió piedad y se le apretó el estómago. No había vuelta atrás. Otros dos sujetos la sujetaron mientras un tercero le rasuraba la nuca, a los que más tarde se sumó un cuarto hombre quien le puso una bolsa en la cabeza. El verdugo alzó su hacha con sus manos temblorosas y las bajó como un rayo azota un árbol. No cortó su cabeza completamente, quedó colgando, mientras la mujer se retorcía de dolor y gritaba como un animal enfermo. Quedó perplejo por un segundo, para él todo se puso en tonos sepia. Reaccionó y azotó repetidas veces el cuello de la mujer hasta que cayó la cabeza. Tiritaba mientras veía el cuerpo decapitado de su víctima con espasmos que duraron unos pocos segundos. Fue un paisaje atroz, que nunca volvería a ver, él ni nadie, ya que pronto se implementaría la guillotina. Él fue el último de los verdugos de hacha y espada de la Francia revolucionaria, que pasaría a la historia como un héroe social.