The Vulture's Nest: Tiempo

lunes, febrero 20, 2006

Tiempo





Me despierto cada día, veo el reloj que marca el medio día y sigo durmiendo. Quemo el tiempo, nada me entretiene, vivo en una seguidilla de hechos y acontecimientos que para nada conmocionan mi existencia. Pasar el día es un trámite para esperar la noche, el carrete, las fiestas, el copete. Todo es una máscara en un mundo humeante, lleno de desconocidos, lleno de hedonistas y ególatras casi en su mayoría, que buscan tal vez compañía por la noche, otros buscan amor. Ya no me satisface.


Es lunes y como de costumbre duermo hasta las 3 de la tarde. Veo por la ventana como cae la lluvia de otoño, veo como se estrella en el piso, como la corta vida de una gota llega a su fin y se une a un sinnúmero de otras que fluyen por la calle. Pienso que es así también como terminamos nosotros.

Voy al baño y me miro al espejo, creo que el sueño me engaña al ver algo. Me acerco aún más y presencio por primera vez en mi vida arrugas en mi rostro. ¿Yo con arrugas?, pensé que jamás ocurriría, creo que he hasta olvidado cuantos años tengo. 20, ¿30? Creo que ya estoy por los 40 y tantos. Voy por la mitad de mi vida, y que he hecho, sólo carretear y vivir la vida como yo decía. ¿Pero que es el carrete? Sólo dura por un nanosegundo y ya, ya no está. No me di cuenta y ya se me vinieron 20 años encima.

Me sumí en un profundo meditar sobre lo que había hecho con mi vida y llegué a la conclusión de que absolutamente nada. De pequeño soñaba con ser famoso, exitoso en lo que hiciera, al crecer el carrete fue ganando la pelea y me terminó venciendo. Creo que todavía soy un pendejo. Mis hijos ya no están, mi esposa me dejó y ahora vivo solo.

Si no tenía nada que hacer dormía o veía TV. Siempre esperé que algo o alguien llegará y me mostrara que hacer, y nunca llegó. Siempre dije soy joven y la vida es larga, y miren como estoy. Estoy en una carrera contra la muerte, y me perdí el disparo de salida.

Trato ahora de correr y atrapar el sol, de que el tiempo no pase, pero el sol se hunde y aparece detrás de mí para empezar de nuevo. Todo es igual, las estrellas, el sol, el mar. Todo está igual desde que nací, excepto yo, yo estoy más viejo. Nuestra vida es tan frágil tan corta. Cada día estoy más viejo, más corto de aire, un día más cerca de la muerte. El tiempo es invencible, con cada respiro mis mitocondrias me asesinan lentamente.

Cada año es más corto que el anterior, cada día más corto que el que el que pasó. Trataré de disfrutar las cosas sencillas, de sentir la lluvia caer en mi cara, de caminar bajo la lluvia, de comer una buena comida, de ver una buena película, de pasar un buen rato con mis amigos, tal vez mañana no tenga nada de eso.

Se pone todo negro de repente y súbitamente despierto. Fue un sueño. Todo fue un sueño. Tengo 19 años y todo acaba de ser un sueño, y me alegro que lo fuera. Tengo toda mi vida por delante, no quiero desperdiciar un día más. No quiero llegar a viejo y ser como Borges que deseaba haber comido más helado, haber visto más atardeceres, etc. Yo todavía puedo hacer eso. Todavía soy joven, el tiempo está a mi favor.

Recuerden la muy sabia frase “la muerte está tan segura de ganar que en la carrera te da una vida de ventaja”. Todos morimos. Aprovechen el tiempo antes de que las manecillas se muevan tan rápido que no podamos pararlas.