The Vulture's Nest: Quiere todo lo que quieras

sábado, mayo 20, 2006

Quiere todo lo que quieras



Segunda Parte (2/2)


Despertó empapado en un cuarto oscuro y húmedo, su mandíbula estaba hinchada y le dolía. Al moverse se dio cuenta que estaba encadenado.

Se abrió una puerta y una luz cegadora le enfocó los ojos.

-Buenos días señor Mills- dijo una voz desde atrás de la luz – Le extrañará el motivo del porqué lo tenemos cautivo acá. Pues no tardará mucho en saberlo. Sólo queremos conversar un poco con usted, eso es todo. Mientras sea amable y coopere todos estaremos felices.

Trató de hablar pero tenía una mordaza en su boca, al ver sus esfuerzos para emitir palabras unas manos se la sacaron.

-Que quieren saber de mí, no soy más que un hombre común y corriente-

-Claro que es usted un hombre común y corriente, pero la información que posee no lo es. Usted sabe mucho señor, talvez desconozca el potencial de sus conocimientos. Nuestro planeta está en jaque, y usted lo sabe. Sí, sabemos mucho, tenemos buenos informantes dentro del gobierno- replicó la voz.

-La Tierra siempre ha estado en jaque, desde sus inicios, cometas enormes han pasado a pocos kilómetros de impactarnos y aniquilar cualquier vida en el planeta. Eso no está en discusión-

-No se haga el estúpido señor Mills, que no lo es. Sabemos que planean un ataque nuclear masivo contra la resistencia, lo que no sabemos es cuando. Debemos sabotearlo. Millones morirán y la vida nunca volverá a ser la misma, miles de especies quedarán extintas para siempre-

-No todas. Hace un par de años que la opción de un ataque nuclear se barajaba dentro de nuestras carpetas, por lo que convocamos un comité de biólogos para que realizaran un muestrario universal de ADN animal y vegetal para poder clonar dichas especies en caso de un cataclismo nuclear- dijo Stuart, y escupió sangre luego de terminar.

-Astuto plan de su parte. Pero ese no es el punto. Stuart, sabemos donde se encuentra tu familia, no quisimos traerlos acá, sabíamos que tú hablarías con nosotros, eres astuto Stuart, no hagas que sometamos a tu familia a tal estrés- un tono malévolo se había apoderado de la voz misteriosa.

Stuart no estaba nervioso, lo habían sedado, le habían advertido que esto podía pasar en casos como este.

-Está bien, sean precisos, les diré todo lo que sé-

El hombre rió. –Muy bien. Necesitamos saber cuando se efectuará este ataque y donde se encuentran los silos lanza misiles-

-Será mañana, alrededor de las 10 PM. Hay un plano, pero no lo tengo aquí, eso no está a mí alcance, lo poseen los militares-

-¿Dentro de un día? Ustedes están locos, nos queda muy poco tiempo para reaccionar.

-Así sería más eficaz. Cualquier fuga de información tendría el factor tiempo en contra, y al ver su reacción, parece que nuestras medidas surtieron efecto. Ahora dígame quién es usted, yo ya le he dicho lo que quería saber. Es mi turno de saber-

El foco se apartó de su cara y pudo ver, medio a ciegas, un rostro. Era de un miembro de un grupo insurreccionista, habían cometido atentados en el pasado y asesinado miembros del gobierno. Ellos se atribuyeron el ocultado asesinato del presidente. Tenía una AK-47 en su mano y dos hombres a su lado le apuntaban con las mismas armas.

-Mi nombre es Connor. Eso es todo lo que necesitará saber. Ahora usted es parte de nuestra misión. Usted sabe nuestro propósito, usted será el último que nos vea con vida si es que sacrificamos nuestras vidas, a lo mejor en vano. Pero no nos importa. Ahora le soltaremos, hemos hecho esto por un motivo, y es que usted entienda el riesgo que corre la especie humana, al igual que toda vida en la Tierra. Ahora usted será nuestro miembro en el gobierno, usted ya no será el mismo, usted ya no lo es.-

En ese instante se acercó otro hombre y drogó a Stuart con una potente dosis de Narcozim. Luego lo vendaron y quedó inconsciente.

Despertó frente a su casa, dentro de una bolsa de basura. Miró su reloj y ya era el otro día, estaba atardeciendo. Los botones se empezarían a apretar luego.

Entro a su casa en un estado deplorable, la cabeza le dolía producto de la sobredosis inducida de Narcozim. Bajo al sótano y cerró la escotilla. Estaba sólo con pantalones. Tiritando gateo por los totalmente oscuros pasillos hasta encontrar la sala común. No escuchaba nada, no veía nada. Sólo las linternas abandonadas en el medio de la sala. De pronto escucho unos gemidos, pescó una linterna y fue a investigar. Encontró a Philip llorando en un rincón, tiritando.

-¿Philip, qué te pasa, donde están todos?-

-No fue mi culpa, lo juro- dijo Philip mientras miraba la pared.

-¿Culpa de que Philip, que pasó?-

-Se querían ir, todos. Tenían miedo al igual que yo. Pero no, no los dejé, me cegué, sí, me cegué. Tuve que hacerlo “Stu”, tuve que hacerlo-

-¡Por la mierda Philip dime que has hecho!-

-¡Tuve que matarlas “Stu”, maté a tus hijas y a tu esposa, luego maté a mi familia y a Carol y a Anne y a sus hijas, me gritaban “Stu” me volvieron loco. Aquí encerrado, con este aire, con cuatro paredes, son sólo esas putas luces de neón!-

Stuart se volvió loco, su sangre hirvió. Pesco la cabeza de Philip y la azotó contra la pared mientras emitía gemidos agonizantes. Sonaba como se rompía su cráneo y hacía eco en toda la sala. El sonido amplificado era atroz, pero le daba más vida a los ataques de Stuart. Cuando vio que los sesos yacían regados por varios metros a la redonda Stuart se calmó un poco. No estaba triste, no estaba inquieto. Pensó bien y llegó a la conclusión de que había matado a Philip por el hecho de que él las había matado, cosa que no le correspondía. Se hecho ahí, a pensar, y se quedó dormido.

En su sueño veía a una mujer, y él la amaba, era su fantasía, su todo. Eran felices ambos, enamorados de pies a cabeza, hasta que un auto la atropellaba y moría. Stuart lloraba en el sueño, en una plaza, y se le acercó una mujer a consolarlo. En medio de su pena Stuart se enamoró de nuevo y aquella mujer también lo hizo. Fueron felices durante un tiempo hasta que mientras dormían un ladrón mató y violó a su esposa en el sueño, y esto se repetía muchas veces.

Stuart se despertó inquieto, sin saber porqué. Miró su reloj y eran las 11 PM, el ataque ya había empezado hace más de una hora. Talvez la mitad del planeta estaba en ruinas, talvez no. Talvez bombas se dirigían hacía allí.

Se sintió retumbar toda la tierra, todo el lugar crujió. Sabía lo que ocurría. Cogió una lámpara y corrió hasta la escotilla que daba a su casa. Estaba atascada. Chequeó los ductos de ventilación y estaban bloqueados. Le quedaba aire sólo para unas horas.

Revisó en los bolsillos de Philip y encontró Narcozim. Lo tomó y cayó en un estado de sopor.

Comenzó a sentir que le faltaba el aire, pensó que todo debía ser un sueño. Que talvez toda la vida era una máscara, que talvez alguien lo despertaría ahora y le diría que todo fue una pesadilla. Pero nada de eso ocurriría, y él lo sabía. Su encuentro con la muerte era inminente. El momento que está predestinado cada ser humano desde antes de ser concebido como embrión. Nuestra condición de seres mortales es lo que nos hace débiles, frágiles. Es por eso que debemos destruir y matar a otros para sentirnos poderosos. Que sentido tendrían las guerras y las armas si fuésemos inmortales. Pero las manecillas del reloj siguen dando vueltas, y no se pueden detener. Al pensar esto Stuart lloraba, pero no de tristeza, sino de impotencia, impotencia de saber lo que estaba pasando afuera, algo que él había hecho que pasara, incluso él había dado la idea. Empezó a perder la cordura, rasguñaba las paredes. Sus uñas se rompieron y sus dedos sangraban a borbotones. Llegó hasta el hueso. Nada le importaba, moriría. El mismo sitio que estaba diseñado para salvarle la vida irónicamente se la estaba quitando.

Ahogado y mareado Stuart recordó lo que aquella voz le había dicho en el mismo lugar “no quieras lo que quieras”. Y pensó para sí “quiere todo lo que quieras pero quiere en vano”. Sólo cuando estés seguro de que no quieres lo que quieres, podrás vivir tranquilo, aunque esto sea imposible.

Dicho y pensado esto, su cuerpo inerte cayó al piso. Inexplicablemente, unas ratas aparecieron de la nada y empezaron a devorar su cuerpo.